Por Diario del Consumidor
Al recorrer los pasillos de los supermercados dominicanos, muchos compradores han alzado la voz —y no sin razón— para expresar su inquietud respecto a la marca propia de aguas embotelladas que ofrecen esos establecimientos. Habitantes de distintos sectores del país han contactado a este medio para saber si realmente dichas aguas están siendo supervisadas adecuadamente y qué garantía tienen sobre su pureza, procedencia y condiciones de embotellado.
Ante tales preocupaciones, Diario del Consumidor se ha comprometido a investigar a fondo: visitará cada supermercado con marca propia de agua para comprender el proceso de producción y embotellado, examinar los controles de calidad implementados y, si se confirma falta de supervisión, realizará un estudio independiente sobre esas aguas que muchos dan por confiables.
La razón de esta alerta es global. Estudios internacionales han detectado irregularidades en aguas embotelladas de marcas reconocidas: desde la presencia de microplásticos hasta niveles de subproductos químicos que exceden estándares aceptados. Por ejemplo, en un análisis realizado en Estados Unidos se descubrió que marcas populares contenían contaminantes sin regular que en algunos casos superaban los límites voluntarios establecidos para aguas embotelladas.
Estas incidencias internacionales obligan a preguntarnos: ¿estamos en la República Dominicana realmente protegidos cuando compramos una botella de agua “marca propia”? ¿Existen certificados actualizados que muestren su origen, su tratamiento, su sistema de control analítico o su registro sanitario vigente? Si en otros lugares del mundo una marca premium ha sido objeto de escándalo —por ejemplo por contaminaciones o falsificación industrial—, ¿qué nivel de vigilancia se aplica a las marcas desconocidas en estanterías locales?
En muchos hogares dominicanos, se confía ciegamente en que “agua embotellada” significa “agua segura”. Pero la realidad nos indica que la seguridad no se compra por etiqueta, se certifica por análisis. Por eso, este medio pide a los supermercados, a las embotelladoras nacionales y a las autoridades reguladoras que transparenten los datos de calidad: origen del agua, proceso de filtrado/ozonización, pruebas de laboratorio recientes, planilla de análisis microbiológico, contenido de plásticos, composición química, lote y fecha de envasado.
Hacerlo no sólo protege al consumidor, sino que fortalece la confianza de toda la cadena productiva. Por tanto, Diario del Consumidor mantendrá abierta su plataforma de denuncias para que los ciudadanos puedan reportar eventos como turbidez, sabor extraño, botellas abombadas o facturas elevadas de consumo que no coincidan con el producto. Además, anuncia que estaremos solicitando muestras independientes para análisis comparativos entre marcas conocidas y marcas propias de supermercados.
En definitiva, cuando hablamos de agua, hablamos de vida. Y la vida no admite segundas clasificaciones: debe estar limpia, regulada, transparente. Si vamos a pagar por agua embotellada, lo mínimo exigible es saber qué contiene, de dónde viene y cómo se protege. Porque el consumidor dominicano merece más que confidencias: merece certeza y responsabilidad.
Los consumidores de agua de marca propia de los supermercados , pueden narrarnos sus experiencias en el teléfono de Diario del Consumidor
829-490-8777